El pasado 10 de mayo, sobre las seis y media de la tarde, un vuelo de la compañía Vueling, un MD-83 matrícula ECLEY subcontratado a la compañía Swiftair, y con 172 personas a bordo, tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia poco después de despegar debido a un fallo en uno de sus motores, activándose el Plan de Emergencia seguidamente, y movilizando a los servicios intervinientes.
Una vez en el aire y tras el fallo, explosión del motor número 2 a la altura del punto de visada de la pista, la aeronave tuvo que hacer un giro de 180° para aterrizar siete minutos después por la cabecera paralela de la pista que despegó, y según testimonios publicados en prensa, el pasaje vio tierra y mar muy de cerca: “Hemos visto tierra muy cerca, y el mar luego también”, palabras que dan una idea del vuelo a baja cota, y de la posibilidad real de un amerizaje forzoso.
El total de piezas desprendidas del motor al resquebrajarse los álabes, de diferentes tamaños y diseminadas por la pista de vuelo, tuvieron que ser recogidas de forma manual ya que la aleación de las mismas impidió al vehículo encargado de retirar los FOD's (Foreign Objects Debrice) del Campo de Vuelo, vehículo barredora, poder recogerlas con su potente imán. Afortunadamente todo quedó en un mal momento y con la posterior sustitución del motor afectado de la ECLEY, que despegó nuevamente pasados unos días.
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